Leb die Sekunde

Bueno, bueno... Dana y io nos hemos esforzado en escribir esto y esperamos que les guste!


Introducción

-¡¿Qué?! ¡Pero, mamá! –se quejaba Lucy, mientras hablaba por el móvil. –¡Pero me dijiste que vendrías a recogernos! –hizo una pausa, en lo que escuchaba a su madre al otro lado del teléfono. –Sí, traigo dinero para un taxi… -confirmó resignada. –Te veo en casa…
Colgó el móvil y miró una vez más el reloj, antes de ver de nuevo la pizarra de vuelos; el de su amiga se había retrasado, y había uno que estaba detenido en la pista de aterrizaje. Se ponía de los nervios sólo de escuchar el golpeteo de las gotas de lluvia sobre el techo del edificio, además de las mariposas en el estómago que sentía al saber que por fin vería a su querida Dana. Eran las mejores amigas, casi como hermanas; lo extraño, era que jamás se habían visto en persona, y aún así poseían una conexión única, y ¿por qué no? Envidiable. Deseaba que Dana llegara de una vez; no le alentaba mucho la idea de estar tan lejos de casa con esa lluvia, todo, porque el aeropuerto estaba en las afueras de la ciudad y había que conducir en carretera, lo cual era peligroso. Comenzó a meterse demasiado en sus pensamientos, “Piensa cosas buenas” se decía, y es que Lucy, era de esas personas que no batallan en abstraerse de la realidad, por lo mismo, a veces no están totalmente con los pies en la tierra.
Un golpe brusco la tomó desprevenida y la sacó de su centro de gravedad, haciéndola perder el equilibrio. Cuando pudo enfocar de nuevo, se vio tirada en el suelo y comenzó a dolerle el trasero, gran porrazo el que se había dado; y encima, el que la había tumbado se estaba alejando.
-¡Hey, tú! –gritó cabreada. –¡Fíjate por dónde caminas, idiota! –. Ese rastas se detuvo en seco y se dio media vuelta; tal vez no entendió todo, pero conocía la palabra “idiota”, él se la decía a su hermano todo el tiempo.
-Lo siento –consiguió decir, mientras le tendía una mano, que quedaba enorme en comparación con la de ella. –Estoy buscando a alguien, y llevo mucha prisa, ¿Me podrías decir dónde están los baños?
-Hay unos por allá –dijo ella señalando a su izquierda. –Otros en el segundo piso, otros más en…
-No tengo tiempo para que me expliques, además que no estoy entendiendo nada… Sólo me falta revisar en esta área… -dijo el chico con desesperación. Lucy miró la pizarra y se aseguró de ver que el vuelo de Dana seguía retrasado. Luego se percató que el chico, no la había soltado la mano.
-Vale… hay dos baños en ésta área, unos a la izquierda y otros a la derecha… Dime cómo es la persona que buscas, nos separamos y nos reunimos en el segundo piso, subiendo esas escaleras –dijo, señalando las escaleras eléctricas que tenían frente a ellos.
-Alto, delgado, idéntico a mí, pero de cabello oscuro –dijo el chico, atropellando las palabras. –¡Ya!
Torpemente corrieron en la misma dirección, haciendo que el chico perdiera el juicio y Lucy tirara una carcajada; corrieron en direcciones opuestas. La cosa es que Lucy vio el problema al llegar a los baños… Estaba buscando a un chico, no a una chica ¿Qué diablos podía hacer ella si ni siquiera podía entrar a los baños de varones?
Lo dudó unos instantes, pero al final lo hizo; siempre lo hacía, odiaba fallar a los demás y hacía cosas tontas o vergonzosas con tal de cumplir con lo que prometía. Entró y cerró la puerta con candado, gracias a Dios, no había nadie en los urinales, sólo había que checar los cubículos; miró debajo de las puertas, pero igual estaban vacíos. “Qué suerte” alcanzó a pensar, antes de que alguien tocara a la puerta de entrada. Se quedó paralizada. Decidió correr, no importaba quien estuviera del otro lado, simplemente abriría y saldría corriendo de allí, y esperaba en Dios que el vuelo de Dana no tardara mucho, porque si alguien la veía, se moría de la vergüenza. Al salir casi arrolla a alguien que ella creyó, era una chica; una chica muy alta, pero muy linda. No le dio importancia, ni siquiera la vio bien. Corrió escaleras arriba, chocando de repente con alguno que otro viajero irritable y al llegar, el rastas venía hacia ella, con cara de no haber encontrado a quien buscaba. Se disponían a bajar por las escaleras, cuando la voz femenina dijo por el altavoz:

“Pasajeros provenientes de la ciudad de Santiago de Chile, favor de recoger su equipaje en…”

Lucy no escuchó más, automáticamente, desvió su mirada hacia la pizarra de vuelos y vio que el vuelo de Dana llevaba unos minutos de haber arribado; luego miró a la sala de llegadas y pudo distinguirla, se encontraba acompañada.
-¡Dana!
-¡Bill! –gritaron los dos al mismo tiempo y se miraron alucinados, ¿A caso era el día de atropellarse entre ellos?
Bajaron los escalones de 2 en 2, el rastas más ágil que ella, pero ella igual de lanzada, y corrieron hasta los ya mencionados.
-¡¡Lucy!! –exclamó Dana y se lanzó a los brazos de su querida amiga; las dos se unieron en un abrazo que se debían desde hacía ya bastante tiempo. Por encima del hombro de Dana, Lucy reconoció al tal Bill como “la chica” que había arrollado fuera del baño de chicos; entonces no era chica.
-¡Joder, Bill! ¡Como eres despistado!! –reclamaba el chico rubio.
-Ya, Tom… no me regañes –dijo Bill, poniendo un puchero y cruzándose de brazos.
-Será mejor que nos vayamos… -comenzó y miró la pizarra. –Oh, no…
-¿Qué? –preguntaron Bill y Lucy al mismo tiempo.
-Nuestro vuelo ya partió –informó Tom, entre fastidiado y resignado.

Gosh xD
Espero que les guste! a mi me está encantando como va quedando xDD
y ia tenemos algunos capitulos más

ooh, m gustoo
esta weno hahaha pero como se pierde bill ¬¬
hahahaha sigan sigan subiendoo :D

eso.. y como el vuelo se retraso las chicas muy inocentemente les ofreceran kedarse en su casita .. si no conoceré yo sus mentes xD


La verdad.. no , no tienen talento.. lo siento, abandonen esto y comprense un perro

OOOOOOOOOOH CHANCHA ASQUEROSA WEON!

AKDJAKDJKAJSKJAKSDJAKDJKA!!!!


Puta ke me gusta tocarle las pelotas a la gente wn xD
si ta weno xDDD faskdjfkasjdfksafjaks!!!!!


AKDJAKJDKSAJKAJSKAJSKA!!!!!!!!!!!!!!!!!



No .. en serio .. esta weno viteh xD asi ke continuenlo,

si no te vengai a hacer la enojá xD ese es mi papel xD

ia agarrense MIERRRR xD que viene el primer capitulo esperamos que la cerda no salga con sus comentarios xD

Cap. #1

-Me dijiste que era idéntico a ti –dijo Lucy, una vez que se separó de Dana y los miraba intermitentemente.
-Lo soy –contestó Bill, adelantándose a Tom. –Somos gemelos…
-¿Qué? Es broma, ¿cierto? –preguntó Dana, con los ojos abiertos por la sorpresa.
-Desafortunadamente es cierto –dijo Tom, mirando a Bill con algo de resentimiento. Bill parecía fingir indiferencia, pero le costaba trabajo, odiaba que Tom se enfadara con él.
-Y bueno, Tom, ¿Por qué no nos presentas? –dijo Bill, acercándose a Lucy.
-Soy Lucy –dijo ella, extendiendo una mano, al ver que Tom no tenía ni idea de cómo se llamaba.
-Bill, encantado… -En lugar de estrecharla la mano, Bill se adelantó y la estampó dos besos en las mejillas. Dana miró de reojo a su amiga y pudo darse cuenta de lo que ésta sentía. Por otro lado, ella deseaba que el rastas fuera tan atento como su hermano.
-Y yo soy Tom… -dijo éste, sabiendo que las chicas no eran culpables de su mal humor.
-Dana –se presentó ella y se dejó dar los dos besos por Tom. Una sonrisa entre tierna y pícara asomó por sus labios, causando que por unos segundos, Tom se olvidara de su enfado. Bill saludó a Dana y Tom a Lucy y de repente, los cuatro cayeron en un silencio incómodo, de esos en los que caes cuando no conoces bien a la gente.
-Bueno… ya… tenemos que ir a…
-A preguntar por los taxis… nosotras vamos a eso –dijo Lucy, antes de que Tom terminara de hablar.
-Si, nosotros necesitamos otro vuelo… Fue…
-Un placer –completó Bill, quien con su encantadora sonrisa cautivó a Lucy.
-Igualmente –dijo Dana, al ver que su amiga no estaba en condiciones de contestar. Lucy reaccionó y los cuatro caminaron en direcciones diferentes, Dana siguiendo a Lucy, y Bill siguiendo a Tom.

-Lo siento, señor. No hay más vuelos hasta nuevo aviso, todos están cancelados –dijo la señorita detrás del mostrador.
-Debe haber uno… el que sea… -dijo Tom desesperado.
-Lo siento, pero hay mal clima y no es seguro, lo invitamos a que pase a nuestras salas de espera o…
-O a su área de comidas, sí… -interrumpió Tom con voz cansada.

-Lo siento, señorita, pero la carretera está cerrada por inundaciones, así que no hay servicio de taxis –
-¡¿Qué?! Pero… -la mujer negó con la cabeza.
-Lo siento…
Lucy miró a Dana con un poco de pena; la primera vez que visitaba su ciudad y ni siquiera podían salir del aeropuerto.
-Vamos a ver que tienen de comer, vale? No te preocupes –dijo Dana, pasándole un brazo por los hombros.

Al llegar ellas al área de comidas, Tom levantó la mirada y vió a Lucy con comprensión, invitándolas a sentarse a la mesa. Bill se levantó de su asiento y acercó una silla para él, cediéndole el suyo a Lucy.

-Estamos varadas…
-Nosotros igual…
Los cuatro se quedaron con la mirada perdida, al tiempo que se oía un abrumador ruido, proveniente de miles de personas, que buscaban un destino, inmersos en los corredores de aquella estación. Luego de un prolongado silencio, alguien por fin se atrevió a romper el hielo.
-¿Y ahora? –exclamó Tom con cierta resignación en el tono de su voz.
-¿Ahora qué? –respondió Bill, mientras le echaba una ácida mirada.
-Pues, si vamos a tener que esperar… -se encogió de hombros y dedicó una mirada grupal, esperando una respuesta; todos le observaron sin saber que decir.
-¿Y cuántos años dicen que tienen? –se precipitó a preguntar Dana, para cerrar el vacío en la frase de Tom.
-Catorce y un par de meses –respondió Bill.
-Sí, catorce… -agregó el gemelo, reafirmando con la cabeza.
Lucy observó inmediatamente a su amiga esperando a que ésta hubiese captado el mensaje; ambas intercambiaron una pequeña sonrisa cómplice.
-Entonces, creo que les interesaría saber que compartimos la misma edad -informó Lucy, anticipándose a cualquier pregunta relacionada con el tema.
-Se ven… ciertamente menores… -dijo Bill con gran asombro.
Las chicas estallaron en risas, al tiempo que Bill y Tom intercambiaban miradas de confusión. Para ellas no era nada nuevo que las personas, al saber su edad dudaran de ella; estaban acostumbradas a que especularan menos de la que en realidad tenían, pero esta vez era especialmente divertido, pues podían reír de aquello juntas por primera vez. Aunque los gemelos no entendían nada, se contagiaron con la alegría de las chicas y empezaron a reír de igual manera.

-Realmente parecemos de doce o ¿qué? -decía Dana, mientras calmaba de a poco sus risitas. El rastas le miró, su respuesta fue simple, le guiñó un ojo dedicándole la mejor de sus sonrisas. Las mejillas de Dana se tiñeron de rojo; “Vaya, ¡qué guapo está!”, pensó mientras apartaba la vista de sus labios y jugueteaba con el dije en forma de púa…”¡¿Púa?!” se dijo a sí misma…
-¡Mi Guitarra! –exclamó Dana, poniéndose en pie por la preocupación.
-¡Joder! ¿No la recogiste? –preguntó Lucy.
-¡Rayos! ¡No lo recuerdo! –se llevó una mano a su frente, angustiada.
-Bien, cálmate… recuerda todo lo que hiciste desde que descendiste del avión.
-Bajé, no te encontré así que fui a comprar goma de mascar… Luego fui a por mi equipaje, traté de buscarte nuevamente y fue ahí cuando me topé con Bill y… Carajo, ¡no!, no la recogí… -recordó que con el apuro y la ansiedad de querer ver a su amiga lo más pronto posible, había olvidado algo esencial: Su guitarra.
-Tranquila –Tom se puso en pié frente a ella y posó una de sus grandes manos en el hombro de Dana; por unos segundos a la chica se le olvidó la preocupación.
-Si aún no la has retirado, debe de estar ahí… -dijo Bill con gran serenidad.
-¡Oh por Dios! ¡¿Y quién demonios me lo asegura?! Lo más probable es que ya la hayan tomado…
-Pues, digamos que a alguien muy cercano a mí, le sucede muy seguido –continuó Bill; Tom hizo una mueca de disgusto.
-Vamos, yo te acompaño –propuso Tom extendiendo una mano a Dana, quien miró a Lucy interrogante.
-Ve… yo te espero acá –contestó su amiga a aquella mirada.
Dicho esto, Tom y Dana emprendieron el paso hacia las oficinas de atención al cliente, dejando a unos confundidos Bill y Lucy a solas.

hacia las oficinas de atencion al cliente.. ya xD
danae si yo se ke a ti te gustaria ir a otro lado

continuen *zados*

te voy a dejar de comentar csm xD cortala con las amenzas xD

Monster Bloo escribió:

te voy a dejar de comentar csm xD cortala con las amenzas xD

igual me amas y lo sabes si no fuera por tí no habrían tantos íconos de chanchitos en el foro xD

GOSH!!! a mi me encanta... jajaja que más puedo decir? jajaja ok... léanlo!! jajajajaa bue... es todo

Si a la Danae le encantaría ir a otro lado, de eso estoy segura jujuju

jajajaja
m sumo a lo q dijo bloo hahaha creo q t gustaria ir a otro lao
como al baño, q se yo xDDD
ta wenoo
exijo q sigan subiendo!! :D

xD porqué esas acusaciones en contra de mi persona! xD

pk estas en este foro, mas encima eres moderadora, significa q eres la peor de todas xDDDD

y nosotras tus subditas, ya somos pervertidas xDDD

Y aquí viene llegando el segundo cap... yeah!! Que bueno, nos alegra que haya gente que lo está leyendo y esperamos que muy pronto se queden tan enganchadas, que nos supliquen por más caps

Cap. #2

-Así que tocas la guitarra, ¿eh? –preguntó Tom.
-Así es… ¿Por qué? ¿Te intimida el hecho de que una nenita como yo sea una “diosa” con las 6 cuerdas? –bromeó Dana, causando una bella sonrisa en el rostro de Tom.
-En realidad, no…
-Mmm… eso dicen todos –agregó tentativamente, enarcando una ceja.
-Me llama la atención –admitió Tom.
Luego de haber atravesado prácticamente todo el aeropuerto, llegaron a su destino. Dana habló por un momento con la oficinista explicándole su problema, la mujer comprendió lo angustiada que se encontraba la chica y condescendientemente, le pidió que la siguiera. Entraron a una gran bodega que albergaba las valijas y demás que no eran reclamados en el día.
-¡Oh aquí está mi bebé! ¡Pensé que te perdía para siempre cariño! -Dana abrazó la enfundada guitarra.
-Muchas gracias -dijo Tom a la oficinista mientras salían del lugar. Una vez fuera, Dana desenfundó su guitarra para verificar que no hubiese sufrido ni un rasguño.
-¡Wow!, linda “Epiphone”… -elogió Tom.
-¡Gracias!
-Una “Les Paul”, mi modelo favorito…
-¡Vaya! Veo que manejas el tema.
-Un Guitarrista debe conocer su guitarra ¿no?
-¿También tocas? ¡Genial! –extendió la guitarra hacia Tom -¿Tocarías algo para mi?
-¡Ja! No suelo dar muestras gratis cariño…
-¡Oh vamos! No seas tímido, prometo no burlarme…
-Créeme, no tendrías motivo de burla –afirmó Tom muy confiado.
-¡Qué engreído! -dijo ella, divertida.
-Sí, lo sé –dijo Tom –es mi mejor cualidad.
Dana se echó a reír.
-Me gustan los chicos engreídos –respondió con chulería, mientras Tom, que ya se había acomodado en una banca cercana, rasgaba las cuerdas de la guitarra.

-¿Por qué sonríes? –preguntó Bill, esbozando una sonrisa él también.
-Oh, lo siento… Suelo reírme de mis pensamientos, y la gente me ve raro… -contestó Lucy, algo apenada.
-¿Qué piensas? –dijo y se inclinó hacia delante con los brazos sobre la mesa, como si de verdad le interesara. Lucy miró fijamente esos ojos castaños; desde que Dana y Tom se habían ido, no habían conversado mucho.
-Te lo diré… ¡Pero no te burles! –dijo ella, levantando un dedo en señal de amenaza; Bill sonrió.
-Lo prometo
-Mi sueño siempre ha sido viajar por el mundo, y me parece gracioso que esté varada en un aeropuerto con tantos destinos a los cuales ir, pero sin poder tomar ninguno… -dio su explicación, mientras gesticulaba con las manos.
-Viajar es divertido –accedió Bill, asintiendo. –Siempre y cuando no tengas que hacer una escala en la cual te quedes varado indefinidamente… -Ambos rieron.
-Pero lo más tonto es que yo vivo en esta ciudad, y aún así no me puedo ir –reclamó Lucy, encogiéndose de hombros.
-¿Qué llevas ahí? –preguntó Bill, tomando la muñeca de Lucy en un movimiento delicado; a Bill le llamaban la atención todo tipo de colgantes y brazaletes.
-Es un brazalete que puedes personalizar, no tiene un diseño específico y estos dijes –dijo, señalando unas diminutas figuritas, que colgaban de la cadena. –Para mí representan cada uno de los lugares en los que quiero estar alguna vez… ¿Lo vez? Canadá… -mencionó y señaló una pequeña hoja de Maple, color plateado, que oscilaba pendiente de la muñeca de ella.
-¿Alemania? –preguntó Bill, tomando con dos dedos una banderita metálica que tenía tres franjas, amarilla, roja y negra.
-Algún día… -contestó ella.
-Creo que debimos tardar más, Dana… -escucharon a Tom, que venía caminando junto a Dana. Bill y Lucy dieron un respingo y se dieron cuenta que ambos estaban inclinados sobre la mesa, y tomándose de las manos. Se pusieron como tomates y se soltaron rápidamente.
-¿Lo crees? –dijo Dana, haciéndose la desentendida y sonriéndole a su amiga.

El sonido de las gotas sobre los cristales del edifico aumentaba y disminuía, pero jamás se detenía. Habían decidido permanecer juntos, pues de todas formas tendrían que esperar y por otro lado, había algo en esas chicas que a ellos les causaba un sincero afecto y viceversa, además de que a la edad de 14 años, uno sabe muy bien a qué se refieren con “amor primero”.
No tenían mucho con qué entretenerse, los chicos se habían dejado su equipaje en el avión y Lucy sólo llevaba una bolsa de mano. Estaban sentados en las butacas de la sala de espera, Dana y Tom recostados uno contra la otra, por la flojera que les daba estar ahí; Lucy, de frente a Dana y apoyada espalda con espalda en Bill, quien también dejaba caer algo de su peso, de manera que se equilibraban. Dana sacó su mp3, y estuvo a punto de guardarlo sin que se dieran cuenta: sería imposible compartir un solo mp3 entre cuatro personas.
-¿Tienes buena música? –preguntó Tom al instante.
-Sí Tom, como si en Chile escucharan hip hop en alemán… -respondió Bill, adelantándose a Dana, provocando la risa de ambas, y una cara de asco por parte de Tom.
-¿Tienes música de Green Day? –preguntó Lucy, inclinándose hacia delante, haciendo que Bill casi se cayera.
-No lo puedo creer, ¿Te gusta Green Day? –preguntó Bill, apoyándose en un solo brazo e intentando recobrar el equilibrio.
-¡Sí claro! ¡¡Es mi banda favorita!! –respondió Lucy, desatando una animada conversación sobre su nuevo “punto en común”.
-Tengo unas cuantas… -dijo Dana, pulsando un botón y buscando las canciones. –Aunque prácticamente escucho más a los Beatles… ¡Oh! Miren que tenemos aquí! –dijo y le pasó los audífonos a Tom.
-¿Sammy Deluxe? –preguntó asombrado, y dejando que una enorme sonrisa se fuera dibujando en sus labios; miró a Dana interrogante, mientras Bill abría los ojos por la sorpresa.
-Mi madre da clases de alemán… -dijo y se encogió de hombros. –Viene siendo como un curso intensivo escuchar tantas palabras juntas en los dos minutos que dura la canción… -Bill y Lucy rieron, al ver como Tom comenzaba a disfrutar de la canción con una serie de movimientos de manos.
-Tom… -dijo Bill, pasados unos minutos. –Tom… nosotros también queremos escuchar... –Tom no contestó, haciendo que Bill se pusiera en pie y fuera a quitarle los audífonos.
-¡Hey!! ¡Dame eso!! –exigió Tom.
-¡No! –dijo Bill con una sonrisa. Tom se paró y fue a por Bill, quien al ver a su hermano, echó a correr.
-¡Chicos! –gritó Dana, Lucy la miró interrogante. -¡Mi mp3!! –exclamó con preocupación.
Ambas se pusieron en pie y se unieron a la persecución, Lucy por diversión, Dana por intentar salvar su aparato. Corrieron a través de un corredor de suelos pulidos; Tom veía a Bill delante de él, no estaba muy lejos y estaba a punto de alcanzarlo, cuando de repente sin saber cómo, sus pies se resbalaron y su espalda estaba sobre una superficie fría y húmeda.

jajaja q es pastel ese Tom
jajajaja m encanto el ficc
exijo q sigan subiendo!!!!

io lo amo quiero leer más y más y eso que entre tu y io lo estamos escribiendo akjakjaj xd pero no me canso de releer los capitulos xD

iaa io estoy igual! sigo leyendo y releyendo porque me gusta pues, aunque seaamos las escritoras... en fin...
Viste Dana? tiix nos EXIGE que sigamos subiendo
lo haremos con 1 diario sii? jejeje asi 1 dia la Dana y otro dia io... en eso estamos

Te amo mi nena hermosa

siiii! vamos a subir un capitulo por día así que afirmense MIERR xD
que se viene del weno por acá aklakjakajkaj xD

io tambien te amo nena!!!!!!!!!

y el de hoy?????

subanlo pu
yo igual lo exijo.

en un ratito más porque ahora voy saliendo

Uuuh... lamento la tardanza no sé que onda, pero aqui dejo el capítulo que sigue... que io estuve toda la semana supermegahiperultraocupada


Cap. #3

-Tom, ¿estás bien? –preguntó Dana, quien iba detrás de él antes de que se cayera.
-¿Tom? –Tom pudo ver el rostro de su hermano asomándose a ver si estaba bien.
-Goteras –escuchó decir a Lucy y vio a los tres mirar al techo, y luego se dio cuenta que estaba tumbado sobre un charco.
-¡¡Ahora verás!!! –dijo y se giró para levantarse rápidamente, Bill dio un salto hacia atrás y luego de asegurarse que su hermano estaba en condiciones de seguir jugando, echó a correr una vez más.

Para ser un lugar tan aburrido, sí que la estaban pasando en grande. Recorrieron el lugar completo, corriendo y sin detenerse, gritando, riendo; Tom gritaba amenazas a su hermano, mientras Dana suplicaba en silencio que Bill no se cayera con el mp3 en las manos. Los otros viajeros que se habían quedado varados les miraban, unos divertidos por aquel arranque de juventud que tenían esos cuatro y otros tantos, les miraban con irritación y se les veía amargados.
No sabían cuanto llevaban así, hasta que al pasar por un pasillo con unos enormes ventanales de vidrio, que dejaban ver el exterior, un hombre gordo y vestido de guardia les puso un alto. Bill frenó, haciendo que Tom chocara con él por detrás; Dana y Lucy pudieron detenerse a tiempo.
-Esto no es un parque de diversiones… -dijo, para comenzar el sermón.
-¿En serio? –preguntó Bill, con sarcasmo. –Tom ¡Nos hemos equivocado!
-Sí, ya se me hacía raro no ver los juegos… -continuó Tom, haciendo que las chicas estallaran en risas. Al guardia se le achicaron los ojos con coraje, así que se saltó el sermón y fue directo a la amenaza.
-¡O se tranquilizan, o se van a correr afuera! –gritó a Bill, quien era el que lideraba la carrera; el hombre mantuvo un brazo en alto, señalando el exterior.
-Si usted lo dice… -dijo Bill encogiéndose de hombros, y corrió escabulléndose por un costado del hombre. Tom, que no se lo esperaba de su hermano, pero que no le dejaría solo, se escabulló por el lado contrario, mientras que las chicas les imitaron, dejando al guardia parado y confundido. Bill vio una puerta abierta, y no dudó en salir por allí, seguido de los otros tres que se partían de la risa con lo bien que la estaban pasando.
-¡Hey! ¡No pueden salir por allí! –advirtió alguien, pero ellos no lo escucharon; estaban bajo la lluvia, corriendo por un área con pastos altos y sintiéndose más vivos que nunca.
Se alejaron del edificio lo suficiente para que no los vieran. Dana se adelantó para alcanzar a Bill, quien por fin, parecía haberse cansado y se había detenido a respirar un poco.
-No te preocupes, ya lo guardé –dijo Bill a Dana, al ver su preocupación. Lucy se emparejó con Tom, quien intentaba acompasar su respiración con las manos en las rodillas. De lejos, miraron a Bill y a Dana, antes de compartir una mirada y una sonrisa de complicidad; se acercaron con sigilo y, unos metros antes de llegar, Tom y Lucy echaron a correr hacia sus respectivos objetivos.
Tom iba a por Bill, quien ágilmente salió del camino, haciendo que Tom atrapara a Dana entre sus brazos. Si bien, Bill logró esquivar a su hermano, se atravesó en el camino de Lucy, quien en un principio había ido a por Dana.
Tom sonrió pícaramente y, contrario a enfadarse por no haber conseguido su objetivo, aprovechó la situación para hacer cosquillas a Dana; su punto débil, no lo podía creer. Por otro lado, Lucy intentó frenarse, pero la hierba húmeda le hizo perder el equilibrio por segunda vez en el día. Dana se retorcía muerta de la risa, hasta que fueron cayendo poco a poco al suelo. Cuando Lucy abrió los ojos, no se encontraba sobre la hierba y no se había golpeado, ni siquiera un poco; sin embargo, se puso nerviosa al notar que estaba sobre Bill, quien reía incontrolablemente.
-Si serás torpe –dijo Bill con cariño, desde debajo de Lucy, provocando que ella también riera. Estaban cara a cara.
-¡Tom! JAJAJA ¡Tom, por favor! JAJAJAJAJA ¡Para por favor!! –gritaba Dana a un lado. Tom se detuvo, pero no hizo ademán de apartarse de encima de Dana. Lucy fue a moverse, pero Bill se lo impidió. Se miraron fijamente; podrían haberse quedado así por el resto de sus vidas. De repente, la fuerza de la lluvia aminoró. Tom sonrió a Dana con sinceridad y se movió para tumbarse junto a ella; mientras que Bill aprovechó que Lucy estaba distraída, para girarse un poco, y tumbarla junto a él con delicadeza. Los cuatro contemplaron el cielo, que lejos de ser bello, estaba de un color blanco grisáceo; pero ese, era el primer y último cielo que compartirían los cuatro juntos, y creyeron que jamás lo olvidarían.
-Que grande es… -dijo Dana al tiempo que pasaba ambos brazos por detrás de su nuca. Había quedado tumbada junto a su amiga, y los gemelos en los extremos.
-¿Qué grande es qué? –preguntó Tom, intrigado.
-El mundo… el cielo… -respondió Lucy.
-¡Todo! –completó Bill, figurándolo con las manos en el aire.
-Todo es tan grande… y nosotros tan pequeños… -. Dana encerró una de las etéreas nubes que sobrevolaban sobre ellos entre sus dedos, haciendo de cuenta que la tenía aprisionada en sus manos. -¿Vieron esa nube?
-¿Aquella negra que avanza hacia nosotros? –preguntó Lucy apuntándola con el dedo índice.
-Sí, esa. Pronto lloverá con más fuerzas… -. Dana se incorporó y se giró hacia su amiga, en su rostro había una gran e iluminada sonrisa, y sus ojos brillaban como los de un niño en navidad. Lucy se sentó junto a ella, devolviendo la sonrisa. Los gemelos aprovecharon para lanzarse una mirada, antes de levantarse ellos también. Dana parecía estar reflexionando algo, con la vista perdida en aquella nube que amenazaba con dejar caer un diluvio.
-¿Ves? –dijo a Lucy, tomando su mano y viendo como se llenaba de pequeñas gotas. –Cada gotita de lluvia es como un diamante que se desprende del cielo, y llega a ti, ¿Sabes lo que significa?
Ambas sonrieron.
-¿Lucy in the sky with diamonds? –contestaron las dos al mismo tiempo. Los gemelos les miraban, entre confundidos y embelesados; jamás habían encontrado un par de personas que tuvieran ese grado de cariño y esa conexión, que únicamente habían visto en ellos mismos.
-Nuestra primera coincidencia, ¿recuerdas? –dijo Lucy, y sonrió, rememorando aquella vez que por casualidades de la vida, hablaron por primera vez. –Casi un símbolo de nuestra amistad… -Dana asintió y se llevó las manos a la nuca, intentando desabrochar algo.
-Tom, ¿me ayudas? –pidió Dana, aprovechando que él estaba a sus espaldas. Tom la pidió que se sujetara el cabello, y desabrochó con cuidado uno de los dijes que ella llevaba. –Gracias
Dana aún sostenía la mano de Lucy con la palma hacia arriba, mientras que en un puño, encerraba el dije que Tom le acababa de quitar; lo depositó en la mano de su amiga en un gesto íntimo y la sonrió.
-Dana… -dijo Lucy, impresionada, y se quedó sin palabras al contemplar la plaquita plateada.
-Mira es la mitad del mío… -explicó Dana, mostrando la otra mitad. –Si los unes, forman una púa de guitarra, al igual que éste… -dijo señalando uno que no estaba partido por la mitad. –Ahora, tú llevarás una mitad de mí, y yo una tuya…
Por toda respuesta, Lucy abrazó a su amiga y se quedaron así un par de minutos.
-Si pueden terminar con su demostración de amor, me avisan… -dijo Tom, en un tonito de burla.
-¡Cállate! –espetó Dana, y dio un suave golpe en su hombro.
-¡Achú!! –estornudó Lucy, y se estremeció un poco, mientras se le erizaba la piel.
-Será mejor que entremos –dijo Bill, quien ya se había puesto en pie y ofrecía una mano a Lucy. Tom también ayudó a Dana y caminaron los cuatro juntos, de regreso al edificio del aeropuerto.